La convicción en cuanto a los beneficios inherentes de una educación fundamentada en los principios rectores del cristianismo bíblico, resulta la gran explicación de por qué la Iglesia Adventista del Séptimo Día crea instituciones de enseñanza en el mundo entero.
La juventud uruguaya, por largos años, satisfizo sus anhelos de una educación tal, en el Colegio Adventista del Plata (1898), ubicado en la vecina República Argentina. Muy pronto, sin embargo, debido a diferentes razones mostraron la necesidad de tener en el Uruguay un colegio que pudiera brindar una educación integral y cristiana a todo joven de altos ideales, sin ninguna distinción de clase social, cultural, religiosa o económica, pero llenos de ansias de superación personal y definida vocación de servicio a Dios, a la Patria y a sus semejantes.